Hay dos elementos a los que asociamos, sin duda alguna, el caldo de pollo casero: las películas americanas y la abuela. Ambos casos confluyen en un elemento común como es alguien enfermo, algo que no tiene por qué ser así. Sea como sea, te vamos a enseñar cómo hacer caldo de pollo, en 10 minutos y sin olla express.
Y no, no hace falta que estés pachucho o pachucha para tomarlo. Es un plato tan nutritivo, saludable y recurrente que se convertirá en tu comodín para la cena cuando no te apetezca cocinar.
Y no, tampoco cabe lugar a pensar que por hacer un caldo de pollo o dos a la semana, eres una abuela. O un abuelo. A menos que lo seas en la vida real, pero que no sea un plato de sopa el que determine tu edad mental.
Y ya que de abuelas va la cosa, aquí tienes otro plato legendario: la receta de la abuela para un arroz caldoso perfecto. Haciendo esto y el caldo de pollo, tampoco te echarás 50 años encima. Ahora, si se te ocurre tomar Bitter Kas o comer un helado de turrón, la cosa cambia.
Lo mejor de esta receta de caldo de pollo casero es que vas a aprovechar al máximo los desechos de un pollo asado. En concreto, deberías quedarte con la carcasa del pollo y, si nadie se la come, también con la piel.
Si además has conservado algo de salsa del asado, es perfecto, pues potenciará el sabor de tu caldo a niveles estratosféricos. Si no, pues no pasa nada. Y no tienes que preocuparte por la grasa, porque la vas a retirar antes de terminar.
Más allá de esto, tan solo vas a necesitar agua, sal y las hortalizas que tengas por el frigorífico. Desde esa cebolla a medias, a las dos zanahorias que ya te saludan al abrir la nevera o un puerro que ni sabías que tenías.
¿Lo mejor de esta receta? No te va a llevar más de 10 minutos. Y la vas a hacer en el microondas. Por cierto, si tienes los restos del pollo congelados, bastará con dejar 15 minutos el plato, en vez de 10 minutos.
Piensa que para preparar este caldo de pollo, no vas a tener a un Jordi Cruz vigilando. Hazlo con tranquilidad porque es un plato muy sencillo.