La industria agroalimentaria parece dispuesta a llevar al límite la economíafamiliar de todos los españoles. Patatas, aceite de oliva, aceite de girasol, fruta, verdura ya están en precios jamás vistos con anterioridad e inasumibles para muchos hogares. Y parece que el próximo objetivo es otro alimento básico como el pollo, que podría llegar a triplicar su precio, según avisan agricultores y ganaderos.
Desde la Unión Europea están preparando la nueva Ley de Bienestar Animal que implica cambiar las condiciones de muchas granjas españolas. Obviamente, desde el sector ganadero ya han advertido de las consecuenciascatastróficas que tendría la aplicación de esta nueva normativa. Por si alguien lo dudaba, las consecuencias serían elevar el precio del kilo de pollo a 15-20 euros.
Nos suena esta película, ¿verdad? El aceite de oliva era culpa de los temporales. La subida de todos los alimentos, en general, de la guerra de Ucrania. Y ahora, lo del pollo es cosa de la UE, en lo más parecido que se puede encontrar al clásico "la profe me tiene manía".
Por cierto, y hablando del asunto, este súper tiene el aceite de oliva de marca premium por poco más de 3 euros. No todo van a ser malas noticias.
A la espera de saber qué pasa con la Ley de Bienestar Animal de la UE, los augurios no pueden ser más fatalistas. Entre otras medidas, esta normativa obliga a los granjeros a reducir el tamaño de las granjas, hasta adecuarlas a los estándares impuestos por Europa. Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), este punto afectaría a 2.500 de las 5.000 granjas que hay en España.
Las cifras de las que hablan desde COAG llegan a 1.800 millones de euros, además de una despoblación de zonas rurales. Sí, el augurio implica que muchos ganaderos dejarían un negocio de generaciones y abandonarían el municipio donde viven y trabajan. En tal caso, ¿las grandes ciudades de España asumirían toda esa población afectada por la Ley de Bienestar Animal de la UE?
El problema que tendrían estos ganaderos es que pasarían de tener pollo casi gratis en casa, a pagarlo a 20 euros el kilo, como todo hijo de vecino. Según el ejemplo de COAG, una granja de 1.800 metros cuadrados, pasaría de tener 33.000 pollos a tan solo 11.000 pollos. Un descenso del 66% en su capacidad que, echando una cuenta sencilla, calculan que llevaría al precio del pollo a triplicarse.
Es decir, el pollo podría llegar a costar 15-20 euros por kilo y señalan directamente a la European Food Safety Authority (EFSA) como responsable.
¿Y si esto ocurre? Pues si el pollo llega a alcanzar los 20 euros el kilo, la solución parece sencilla para el ciudadano medio. Como ha pasado con el aceite de oliva, tocará buscar alternativaseconómicas: ternera, pavo, cerdo, incluso alguno se animaría a probar seitán o tofu. ¿De verdad quieren esto en el sector agroalimentario? ¿Más gente comiendo tofu? ¿Por qué tanto odio?